¿Sabías que un trabajo que ha sido interrumpido contiene un 50% más de errores y tarda un 50% más en llevarse a cabo que uno ininterrumpido?
La mayoría de nosotros somos hoy trabajadores del conocimiento: gente cuyas tareas requieren ejercitar la mente tratando información y, en estos casos, las interrupciones en el trabajo son catastróficas.
No somos máquinas. Nuestros cerebros tardan un rato en alcanzar un estado en el que estemos altamente concentrados. Nuestro estado mental funciona como un horno: primero deben pasar unos minutos mientras se calienta para, luego, poder funcionar a pleno rendimiento. Las interrupciones constantes apagan el horno y consiguen que la temperatura vuelva a cero. Eso hace que, para volver a ser eficientes, necesitemos calentar el horno de nuevo.
Uno de las profesiones más penalizadas por las interrupciones de trabajo es la de programador. Si viste la película “La red social”, tal vez recuerdes como los programadores se aíslan cuando quieren alcanzar niveles altos de productividad que no alcanzarían si estuviesen hablando, cogiendo el teléfono o cambiando de tarea cada dos por tres.
Para alguien en ese estado, lo peor que puedes hacer es interrumpirle.
Los costes de las interrupciones
Las estadísticas dicen que cuando interrumpes la jornada de trabajo de alguien, éste tarda una media de 23 minutos en volver a reanudar la tarea que estaba realizando y otros 29 minutos en alcanzar el estado de plena productividad.
Igual te ha pasado alguna vez:
Estás trabajando y, de repente, alguien te interrumpe. Parece una interrupción inofensiva ya que solo dura un par de minutos pero cuando te vas a poner de nuevo con la tarea, decides ir al baño, tomarte un café o aprovechar para hacer esa llamada pendiente.
El 42% de las veces que interrumpes a alguien provocarás que esa persona no vuelva a la tarea que estaba realizando durante la próxima hora. De hecho, en 2 de cada 10 ocasiones que interrumpas a alguien mientras trabaja, esa persona no retomará la tarea que estaba realizando hasta el día siguiente.
¿Te imaginas lo que supone eso para los trabajadores y las empresas?
Si trabajas gran parte de tu tiempo delante de un ordenador, sabrás de lo que te hablo.
Las interrupciones: un negocio al alza
Estos últimos meses he estado creando el nuevo curso para perder el miedo al hablar en público y la eficiencia laboral ha sido una de mis preocupaciones principales.
Crear un curso conlleva muchas tareas asociadas: creación de material, de vídeos, edición, elección de socios tecnológicos para alojar el curso, ventas, promociones, obtener feedback para realizar mejoras… y para hacerlo todo y hacerlo a tiempo tienes dos opciones: ser eficiente o ser eficiente.
Además, cuando trabajas en casa es más sencillo que te desconcentres y reduzcas tu eficiencia, pero, paradójicamente, es cuando más deberías serlo.
Si no gestionas bien tu tiempo lo más probable es que acabes en las garras de de Facebook, Instagram o Youtube.
¿Sabes por qué?
Porque las mentes más brillantes de nuestra generación trabajan para esas compañías y su trabajo es, precisamente, hacerte perder la concentración y dirigirte hacia sus contenidos.
Así que la gestión del tiempo y la capacidad de mantenerse concentrado se convierten en habilidades clave.
¿Cómo lograrlo?
Algunas sugerencias
Yo lo tengo relativamente fácil.
Elvia sabe que no debe entrar en la oficina a no ser que sea algo importante y mi teléfono está en otra habitación para que, cuando suene, tenga menos tentaciones de mirarlo.
Además, si necesito un un bloque de concentración largo me pongo una música determinada o me tomo un café a modo de estimulante.
Tal vez tú, si trabajas en una oficina, tengas que hacer cosas diferentes.
Algunas cosas que he visto y que parecen funcionar son:
- Llevar auriculares, aunque no tengas música puesta.
- Cerrar la puerta si tienes una oficina para ti.
- Trabajar en otro lugar menos concurrido y con menos interrupciones potenciales.
- Avisar a tu equipo de que no te interrumpan si no es una urgencia.
A medida que todos los trabajos mecánicos se sustituyan y cada vez más personas se conviertan en trabajadores del conocimiento, habrá una necesidad creciente de saber gestionar el tiempo y las interrupciones.
Tú puedes lograrlo de dos maneras: la primera es la obvia, tomando medidas para concentrarte y ser más eficiente.
La segunda es ayudar a que los demás lo logren.
Como dice el maestro del desarrollo personal:
Si estoy trabajando y piensas en interrumpirme, por favor no lo hagas a no ser que lo que me vayas a decir valga más que todo el trabajo que he hecho en la última hora.
Steve Pavlina