¿Has visto ya la serie House of Cards? Si te gustan las series, la intriga, la trama psicológica y admiras a Kevin Spacey, seguro que sí.
Si no, hoy es un buen día para empezar.
House of cards tiene un guión impresionante y está llena de pequeños discursos memorables. Discursos cortos de los que se pueden aprender muchas cosas. Generalmente son de trama política pero también hay muchos sobre interacciones personales bis a bis o reuniones en grupo que son auténticas obras maestras.
Lo que verás a continuación es un fragmento de dos minutos y medio del tercer capítulo de la cuarta temporada de House of cards.
En él, Frank Underwood, da un discurso en una iglesia de Carolina del Sur para conseguir votos en las próximas elecciones.
Échale un ojo y, cuando acabes, puedes leer los comentarios que hay bajo el vídeo en los que analizo qué es lo que hace bien y cómo podría mejorarlo. -con el permiso del enorme Beau Willimon, claro-
Lo que convierte a Frank Underwood en un gran orador
Apertura
Abre su discurso con esta frase:
«Es en un día como este, en una iglesia como la vuestra cuando me enorgullezco de ser de Carolina del Sur.»
Encuentra algo en común con el público. Ellos son de Carolina del Sur, él también y es lo primero que menciona. Eso le hace ser uno de ellos, acorta la distancia orador-audiencia y hace que su público lo vea como uno más de su grupo.
Además usa una pregunta para continuar. ¿Cuántos de vosotros habéis venido en coche a la iglesia? Muchas manos levantadas. Más inclusión. Más conexión. La clave de la oratoria moderna.
Les está mostrando que les entiende. Les ofrece comprensión al afirmar que el precio de la gasolina está caro. Yo os escucho y os entiendo amigos. Soy uno de los vuestros.
Anécdotas personales
Cuenta una historia personal de su niñez: “el pueblo invisible”. Las anécdotas personales son perfectas para generar emoción. Es mucho más fácil que te identifiques con lo que pensaba un niño de tu mismo pueblo que con un dato macro económico.
Relata otra historia que les incluye a todos al hablar de la crisis del petróleo de 1973. Al hacerlo, además, se gira y se dirige al coro que tiene detrás. Detallazo.
Sí, su público está delante pero detrás suyo debe de haber unas 25 personas. Girarse y hablarles directamente es una gran manera de demostrarles que les importa. Que también habla para ellos.
Humor
En su afán por mostrar comprensión, Underwood, dice en un momento que sí él lo tenía mal, ellos -refiriéndose a los afroamericanos- lo tenían aún peor porque, en aquella época, los negros tenían todavía más dificultades. Ración de comprensión + humor. Nivel de conexión: maestro.
Sigue con humor al comentar: “no lo digo porque los afroamericanos representen la mitad de votos de este estado…”
Cierre
Acaba el discurso con una llamada a la acción para conseguir su objetivo. Es una de las tres estrategias para acabar bien un discurso. Lo que él busca es conseguir sus votos y eso es lo último que dice para que quede más fresco en la memoria de su público. Aquí entenderás por qué lo deja para el final. Apuesto a que si al salir de esa iglesia hubiese habido una urna, un buen puñado de votos irían para el presidente.
Lenguaje no verbal
A pesar de tener una mano ocupada sujetando el micrófono durante todo el discurso, usa la mano izquierda para gesticular y añadir contenido a lo que dice. Entre otras cosas: señala con el dedo, muestra la palma de la mano o cierra el puño para mostrar fortaleza.
Muy bien, Kevin Spacey es un maestro – después de todo, se gana la vida interpretando- pero ¿podría haber hecho algo para mejorar el discurso?
Cómo mejorar el discurso
Hacia el final, habla de la unión del pueblo de Gaffney, de que son como una enorme familia que se apoya y que eso les da mucha fuerza. Cito: “Lo digo porque, a pesar de nuestros problemas, somos una comunidad. Una familia. Y eso nos da fuerza. Esa fuerza es algo muy poderoso. No es invisible. Irradia. He depositado mi fe en Dios para que me dé un propósito. Y mis esperanzas en vosotros para que me deis fuerzas… “ Aunque la mención de Dios es algo muy apropiado en una iglesia, ese salto de “irradia” a “ he depositado mi fe en Dios” me parece una transición algo forzada.
Yo sugeriría añadir algo que enlace mejor. Algo tipo:
«A pesar de nuestras diferencias somos una familia y eso nos da fuerzas. Esa fuerza es algo muy poderoso, algo que puede cambiar a nuestro país. Yo he depositado mi fe en esa fuerza. En vuestra fuerza. Y mañana, cuando vayáis a votar, espero que depositéis vuestra fuerza y vuestra confianza en mí para ayudarme a liderar este país con la misma fortaleza con la que hemos liderado esta comunidad.»
Conclusión
Es uno de esos discursos cortos bien construidos y mejor ejecutados. La verdad es que uno disfruta viendo House of Cards en general y a Kevin Spacey en particular.
Espero que este sea el primer análisis de muchos de esta fantástica serie.
Todo depende de ti. 😉 ¿Lo compartes?
P.D. ¿Conoces alguna otra serie de trama política que valga la pena?
No acompaño la conclusión. La fe cristiana sostiene que Dios ha dado un propósito a cada persona, mencionarlo en su discurso es conectar su anhelo político con un certeza mayor y no ambiciosa de llegar al poder por el poder si no por cumplir el propósito de Dios, lo cual gana un elemento más de empatía con las personas que le escuchan que son personas de fe. Pasar se lo celestial a su confianza en elloz y a su vez pedir su confianza en él, aterriza en lo terrenal un compromiso terrenal. Para mi fue formidable. Gracias por compartir 🙂
Hola Karina,
Disculpa la demora en la respuesta, hoy me reincorporo después de unos días de vacaciones.
Gracias por tu comentario. La verdad es que tu opinión es muy válida y seguro que a mucha gente ese final le parecerá perfecto. Los discursos no son como las matemáticas sino más bien como el arte donde cada opinión tiene cabida. 😀
Después de releerlo, la transición de «irradia» a la siguiente idea me parece mejorable. Desde luego, tienes razón al decir que hablar del propósito genera conexión con un público cristiano como el suyo, pero, a nivel de estructura, creo que seguir con el concepto de «fuerza» para acabar hace la conclusión más redonda.