Parece que un día Albert Einstein dijo algo así: “La creatividad es la inteligencia divirtiéndose”.

Seguro que en su época no le hicieron ni caso pero en la nuestra, ávida de frases célebres que te hagan parecer inteligente al recitarlas, es un manjar al que pocos se pueden resistir.

Yo no soy ninguna excepción.

 

¿Por qué te hablo de creatividad? Porque me encanta verla en oratoria. Disfruto cuando alguien habla en público y me ofrece algo nuevo. Algo fresco. Algo que no había visto hasta ahora.

Pero la realidad es que muy pocas veces veo a un orador así. Citando a Tyler Durden: “Todo parece la copia de una copia de otra copia.”

El discurso no escapa a la realidad a la que se enfrentan todas las disciplinas: la creatividad escasea.

¿Por qué? Supongo que porque no hay demasiadas personas inteligentes. Y menos aún que decidan divertirse. Aunque si fuesen lo primero deberían priorizar lo segundo.

En cualquier caso, es absurdo exigir la creatividad. Sería como exigir el amor o la confianza.

 

Si no hay creatividad, usa técnicas para hablar en público

Lo que sí te pueden exigir es aplomo, serenidad o eficacia al hablar en público. Y  si eso te parece difícil de por sí, imagina que lo tienes que hacer improvisando.

Por eso hace poco te hablé aquí de cómo aprender a improvisar y te propuse tres estrategias que harían que no echases de menos a la creatividad.

 

Hoy te traigo otra.

Una que debería ayudarte a no quedarte nunca en blanco cuando alguien perverso te pide de improviso que hables sobre un tema concreto.

 

Imagina que te piden que defiendas o desacredites las energías renovables. Si formas parte del mundo corporativo lo más probable es que dijeses algo así:

 

Creo firmemente que las energías renovables son una de las características que deberían definir a una sociedad ética y sostenible. Como humanos debemos reconsiderar el efecto de nuestras acciones sobre el entorno y cómo éstas inciden en lo que nuestros homónimos se encontrarán en el futuro. Es nuestro deber….

 

A estas alturas el 30% del público está consultando correo en el teléfono, el 45% bosteza y el resto hace las dos cosas a la vez.

Olvídate de los clichés y de las frases rimbombantes cuando hagas un discurso improvisado. De hecho, olvídate de ellas para siempre.

 

Una mejor estrategia para conectar con el público consiste en hablar de las cosas que os rodean. Es sencillo porque siempre estarás rodeado de algo.

Eso sí, hay que hacerlo con sentido.

 

Pues qué se yo. No entiendo mucho de energías renovables pero estamos en una oficina genial. La calle es céntrica y de fácil acceso con transporte público. Las oficinas son grandes y espaciosas y tenemos mucha luz solar. Fijaros en el espacio abierto del que disfrutamos. Nada de cubículos cerrados. Los “open space” y las ensaladas de quinoa son el futuro. Y creo que las energías renovables también.

 

Eso, por cierto, sería hacerlo sin sentido.

 

En cambio, si eres capaz de hablar de las cosas que os rodean, que están relacionadas con el tema en cuestión y además consigues mostrarles cómo les afecta, entonces amigo mío, estarás contando no sólo con su atención si no también con su interés.

 

Pienso que los gobiernos deberían incentivarlas ¿Por qué? Juan déjame tu teléfono un momento, por favor.

26% de batería. Puede que se te acabe antes de llegar a casa. ¿Te imaginas que lo pudieses dejar aquí, al lado de la ventana, y que se cargase mientras le da el sol? Ni un solo día más sin batería.

Ana ¿Cómo has venido hoy a la oficina?

-En coche.

-Diésel ¿Verdad?

-No, gasolina.

-Para el caso es lo mismo. O peor.

– ¿Y si en vez de gastarte esos 15€, hubieses generado y almacenado la energía que necesitabas para viajar aquí esta noche mientras dormías?

-Hombre, no estaría mal.

-Claro que no. 15€ al día son 300€ menos al mes. O 300 más.

-Y lo más importante de todo. ¿Cuántos tenéis hijos? Levantad la mano por favor. A ver…. María, Álvaro, Pedro, Miguel, Jorge, Lorena, Lourdes… prácticamente todos.

Si hoy dejásemos de usar combustibles fósiles y empezásemos a usar energías renovables ¿Creéis que el mundo estará mejor o peor cuando vuestros hijos sean adultos?

-Coro: ¡Mejoooor!

Eso es lo que pienso amigos. Tenemos a nuestro alcance un mundo más eficiente, más barato y más duradero.

¿Por qué no lo creamos ya?

 

Este sería un ejemplo de un discurso improvisado usando los elementos que te rodean con mucho más sentido. Teléfonos, coches, emociones… empieza a acostumbrarte a lo que te rodea, piensa cómo les afecta a los demás y cuéntaselo.

 

Porque al final de lo que se trata es de la audiencia, no de ti.

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