Asistes a una ponencia. El ponente empieza a hablar. De repente notas algo raro. No mira a las personas. Mira al suelo. Parece avergonzado. O tímido. O las dos cosas. Pierdes interés. Te sientes incómodo. No logras conectar.

El contacto visual es una de las características más importantes dentro del lenguaje no verbal. Si no sabes cómo mantener contacto visual, en este vídeo corto te enseñaré varias estrategias tanto para públicos pequeños como para audiencias mayores o si lo prefieres, sigue leyendo y te lo cuento.

3 Trucos para mantener el contacto visual

¿Sabes qué hacen los actores profesionales cuando interpretan a un personaje tímido, inseguro o sumiso? 

Dirigen la vista al suelo, pierden el contacto visual con el otro personaje mientras se dirigen a él.

Salvo que quieras transmitir a la audiencia que eres una persona tímida, insegura o sumisa, salvo que quieras que piensen que no eres la persona adecuada para dar ese mensaje o salvo que quieras tener una credibilidad baja o nula, perder el contacto visual no es una buena idea.

“Mantener el contacto visual es esencial para establecer una conexión significativa con la audiencia y transmitir credibilidad, confianza y compromiso con el mensaje”. 

Lo mejor y lo más natural es mirarles a la cara cuando te diriges a ellos.

Si para ti eso no supone ningún problema, la verdad es que puedes dejar de leer el artículo aquí. Si por el contrario, a veces notas que te sientes un poco incómodo cuando te diriges a los demás y tienes que mirarles a la cara, lo que sigue te va a interesar.

“Al mirar a alguien a los ojos, se establece una conexión emocional que fortalece los lazos y facilita una comunicación más efectiva para mantener el contacto visual”.

Ejemplo:

Imagina que estás cenando en un restaurante con unos amigos y uno de ellos, Andrés, te hace una pregunta.

¿Qué haces tú? Le respondes y mientras lo haces, le miras a la cara, porque es lo natural, porque es una señal inconsciente de que te diriges a él, de que le estás prestando tu atención. 

Y en eso consiste el contacto visual, en demostrarles, en darles señales de que te diriges a ellos, de que les estás prestando tu atención.

¿Qué hubiese pasado si mientras respondes a Andrés te hubieses dedicado a mirar a Marta fijamente?

Si en tu presentación no miras a las personas que tienes delante, ellos van a notar, van a sentir que no les estás dando tu atención, que no te diriges a ellos. Eso va a hacer que tu mensaje llegue menos.

“Mantener el contacto visual no solo es crucial en situaciones de conversación informal, como la cena con amigos, sino que también cobra una importancia aún mayor en contextos profesionales o de presentación pública. Al dirigirse a una audiencia, ya sea pequeña o grande, el contacto visual establece una conexión directa con los oyentes, demostrando compromiso y respeto hacia ellos”. 

Tipos de audiencia

Hasta aquí, de acuerdo, hay que mirarles.

¿Cómo? Generalizando, hay dos situaciones en las que podrías dar tu charla.

Audiencias pequeñas y audiencias grandes.

Las primeras son las que haces en una sala y las segundas sueles hacerlas en un auditorio. Aunque las dos situaciones tienen muchas similitudes, voy a diferenciarlas porque las estrategias que te voy a ofrecer en cada uno de los casos son un poco distintas.

Audiencias pequeñas

Si estás delante de una audiencia pequeña, digamos de unas 10 o 15 personas, lo que te sugiero es, o lo que deberías hacer es, repartir la mirada, el contacto visual, equitativamente entre todos los miembros de esa audiencia.

Para hacerlo, puedes conseguirlo de dos maneras. vía patrón o vía aleatorio. Uno de los patrones más frecuentes es el conocido como la mirada de la mantequilla y consiste en ir pasando de una persona a otra lentamente, mientras te vas desplazando por toda la sala.

De esta manera, lo que consigues es que todas las personas que tienes enfrente se sientan incluidas, porque les estás dedicando una porción de tu tiempo, una porción de tu contacto visual a cada una de ellas. 

Para llevar a cabo esta estrategia de la mirada de la mantequilla, tienes que detenerte en cada persona unos 3, 4 o 5 segundos antes de pasar a la siguiente y cuando lo hagas, no lo hagas de manera fremética, sino de una manera lenta y pausada, las transiciones de persona a persona tienen que estar hechas con calma. No puedes pasar la vista de uno a otro de esta manera, porque van a pensar que desayunaste chocotripis.

Puede que esta estrategia te parezca un poco artificial, porque no deja de ser un patrón y realmente no es algo que sea muy natural. Si piensas eso, te sugiero que lleves a cabo la mirada, el contacto visual, de forma aleatoria.

Esto consiste en dirigirse a una persona concreta de la audiencia, de 3 a 5 segundos, y cuando hayas desarrollado esa idea, pasar a otra persona. Y así continuamente hasta ir cubriendo todas las personas que tienes en la sala.

En este caso, si te olvidas a una o te olvidas a otra, pues tampoco es un problema muy grave, pero piensa que en el momento en el que alguien no se siente observado, puede que piense que está siendo excluido. Así que la recomendación sería que mirases o que hicieses un esfuerzo por mirar todas y cada una de esas personas que tienes enfrente.

Para audiencias pequeñas, mi sugerencia, si notas que tienes problemas serios con el contacto visual, empieza con la mirada de mantequilla, porque esa mirada, esa estrategia te va a servir para ganar confianza, porque es un patrón que tienes que implementar, y deja menos factores aleatorios.

Si, por contra, te sientes más o menos seguro y dices, oye, yo prefiero hacer la aleatoria, pesa por ello. 

“En resumen, en audiencias pequeñas, mantener el contacto visual es una herramienta poderosa que potencia la conexión interpersonal y contribuye a un intercambio de ideas más enriquecedor y efectivo”.

 

Audiencias grandes

Vayamos ahora a por las audiencias más numerosas, porque si tienes 400 o 4000 personas enfrente, la mirada de mantequilla no es una opción. En este caso, lo que yo te sugiero es que dividas mentalmente a tu audiencia en 4 cuadrantes, trazando una línea vertical y una línea horizontal, como ves ahora mismo en la pantalla.

De esta manera, te quedarán 4 cuadrantes, y la estrategia consiste en escoger una persona del cuadrante 1, dirigirte a ella durante 3 o 5 segundos, en este caso, como ella no tiene la percepción de que la estás mirando directamente a ella, por la distancia que habrá, puedes prolongar más el contacto visual.

Si quieres prolongarlo 6 o 7 segundos, no sería un problema, porque no es tan fácil que se sienta incómoda.

Cuando desarrollas la idea, pasas al segundo cuadrante, y te diriges a una persona concreta de ese segundo cuadrante durante 3, 5 o 7 segundos, luego lo mismo con el cuadrante 3, y lo mismo con el cuadrante 4. De esta manera, lo que haces es, mediante miradas concretas, estás cubriendo toda la sala, y la gente tendrá la sensación de que te diriges a ellos.

Para aplicar esta técnica, no necesitas todo el rato seguir el mismo patrón, 1, 2, 3, 4, 1, 2, 3, 4, puedes hacerlo aleatorio, empiezo por el 1, voy al 2, voy al 3, voy al 4, luego voy al 2, luego voy al 3, pero la idea es que te dirijas a alguien siempre de uno de los cuadrantes, porque de esta manera no vas a dejar a una parte de la audiencia apartada, o a una parte excluida, que piensen que no les estás mirando, que no les estás dando tu atención.

“Esta práctica de mantener el contacto visual segmentado no solo facilita la inclusión de todos los presentes, sino que también contribuye a una experiencia de presentación más dinámica y envolvente para la audiencia en su conjunto”.

 

Conclusión

Repasemos, audiencias pequeñas, 1, mirada de mantequilla, o 2, reparto aleatorio de mi contacto visual.

Y para audiencias más grandes, la técnica de dividirla en 4 cuadrantes, y ir dirigiéndose a una persona de cada cuadrante.

Hasta aquí bien. Resolvamos ahora 3 dudas que muchos de vosotros tenéis.

¿Hay alguna diferencia entre mirar al entrecejo, a los dos ojos, al ojo izquierdo si hago una petición emocional o al derecho si hago una lógica?

No, no la hay. A pesar de que hay algún estudio que aboga por esas diferencias, no hay un consenso dentro de la comunidad científica que haga pensar que todos esos estudios son replicables.

Así que mi sugerencia es que hasta que no exista ese consenso, no te compliques la vida. Si para ti es mejor mirar al entrecejo, o mirar a un ojo, o mirar a los dos, sigue haciéndolo así. 

¿Qué pasa si miro a alguien y bosteza, saca el móvil o niega con la cabeza?

Asume que es dificilísimo que tu charla interese al 100% de la audiencia, y no porque digas algo que no les resulte interesante, sino porque esa audiencia tiene sus vidas, y en su día a día puede que tengan cosas en la cabeza que en ese preciso instante sean más importantes que tu charla.

El primer día de universidad de su hijo, una pérdida importante de dinero en la bolsa, o la enfermedad de una persona cercana. Respeta el hecho de que haya alguien que pueda tener algo más interesante en lo que pensar en esos momentos, en ese preciso instante en el que estás dando tu charla. Y si diriges la mirada a alguien y ves que genera uno de esos signos, un bostezo, una mirada al móvil o algo parecido, simplemente desvía tu mirada a otra persona, fija el contacto visual en alguien de la audiencia que no ofrezca esos signos y sigue adelante.

Eso es importante porque en ocasiones, si no tienes mucha experiencia, el hecho de ver que alguien está dando signos negativos a tu charla, lo que te hace es perder confianza, perder seguridad, y eso se puede notar en tu tono de voz.

¿Qué pasa si estás tan concentrado en mantener un buen contacto visual que te olvidas de lo que tiene que decir?

Esa es una pregunta muy buena. Y es probable que te pase. 

El aprendizaje suele tener cuatro estados, el primero es la incompetencia inconsciente, no tienes ni idea de que no sabes hacerlo y no lo haces.

El segundo es la incompetencia consciente, aquí te das cuenta de que hay algo que no sabes hacer.

El tercero es la competencia consciente, que es precisamente donde te situarías en ese caso, sabes hacerlo, pero tienes que pensar en hacerlo para poder lograrlo. Sé que voy a mantener un contacto visual y lo estoy haciendo, pero para lograrlo tengo que ocupar mi mente pensando en eso.

Y el cuarto es la competencia inconsciente. En estado, tú estás realizando el contacto visual, pero no necesitas estar pensando en ello, te sale de manera automática.

¿Cuál es la diferencia entre el tercer y el cuarto estado?

La práctica. Si ahora mismo estás en el tercer estado, no te preocupes, lo único que necesitas es practicar, practicar y practicar lo suficiente para que esa competencia consciente se transforme en algo inconsciente.

Y eso es lo que pasa con muchas de las habilidades, ojalá hubiese un ascensor hasta el éxito, pero no es así y la mayoría de veces tenemos que subir las escaleras.

 

Si necesitas saber más sobre cómo mantener el contacto visual, no dudes en contactar conmigo y pondremos la solución perfecta a tus dudas o consigue ya mi libro “Cómo perder el miedo a hablar en público y demostrarles lo que vales”.

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