Hay dos tipos de frases: frases buenas y frases malas.

Las frases buenas te ayudan. Te acercan a tu objetivo. Las frases malas te alejan.

 

Hasta aquí fácil. ¿No?

 
Si estás preparando una presentación te interesará usar las primeras. Frases inteligentes. No sólo porque te harán parecer un experto sino porque van a hacer tu contenido más memorable.

 

Las frases inteligentes se pueden preparar – de hecho, aquí tienes una lista de 25– pero las frases negativas, esas que te alejan de tu objetivo, no es que no se preparen sino que las usas, precisamente, cuando no estás preparado.

Puede que las hayas oído muchas veces, puede que estés acostumbrado a ellas, puede incluso que seas tú mismo el que las diga. Si es así y quieres dejar de cometer este error hoy te traigo 10 frases que no deberías usar en tu presentación o discurso.

 

1- “No os preocupéis, seré breve.”

Una de las frases estrella. Decirlo indica que piensas que la audiencia preferiría estar en otro lado.

Imagina ir al cine, sentarte en la butaca y escuchar: “Apreciados espectadores, tranquilos. Esta película durará sólo 20 minutos. Es un truño así que la hicimos corta para no robarles demasiado tiempo de sus excitantes vidas.”

Tu conferencia es un regalo para el público. Vas a compartir conocimiento. Vas a enseñarles algo nuevo o a contarles algo que ya conocen pero de una manera novedosa. Ellos quieren estar ahí. Ellos quieren aprender, escuchar, disfrutar. Quieren ser sorprendidos. Quieren que te salga bien.

No les digas que va a ser corto, diles lo que van a aprender. El conocimiento que se van a llevar a casa.

No prometas que no van a sufrir. Sugiere que van a disfrutar.

 

2- “No sé hablar en público muy bien pero….”

Esta frase es a la oratoria lo que El padrino al género cinematográfico. Un clásico.

Si no sabes hablar bien en público, no lo digas. Es como si estás en un avión a punto de tirarte en paracaídas porque tus amigos un día pensaron que ese sería un buen regalo y el instructor con el que saltas te dice: “No soy muy buen instructor. De hecho es mi primer día. Espero que salga bien. ¡Alehop!”

No es una frase sabia. Nace de tu inseguridad y, aunque su intención es quitarte presión por si algo sale mal, pone a tu público en un estado de alerta y de duda.

Pensar que no eres lo suficientemente bueno es comprensible. Decirlo, poco recomendable.

 

3- “Aquí no se ve bien, pero en mi ordenador sí.”

Felicidades. Cómo audiencia es algo que nos deja muy tranquilos. Nosotros no vemos tu diapositiva pero que tú, en la soledad de tu casa y con tu ordenador la vieses, nos enorgullece.

Yo mismo he usado esta frase en alguna presentación pero al llegar a casa y repasar lo ocurrido me di cuenta que no sirve de nada. Es una excusa. Es una manera de decirle a la audiencia que tú te lo preparaste bien pero que la sala tenía demasiada luz.

Si la diapositiva que preparaste no se ve bien sigue adelante. Informa del contenido pero no intentes echar balones fuera con esa excusa. Si no se ve bien es culpa tuya, de nadie más. La próxima vez la retocarás y se verá mejor.

 

4- “¿Se me oye bien? ¿Sí? Vale, empiezo.”

Es una de las mejores maneras de cargarte tu apertura. Es verdad que aliviará los nervios al hablar en público propios de los primeros segundos de escenario pero no es la mejor manera de empezar. De hecho, nunca prepararías un contenido así.

Una variante – de la que abusan algunos estudiantes – es: “¿Cuánto tiempo tengo, 30 minutos?”.

Llevas preparando la charla una semana. Has revisado el texto cinco veces. ¿Pretendes que me crea que no sabes de cuánto tiempo dispones?

Si quieres asegurarte de que el micro funciona o de que te oye toda la sala, hazlo veinte minutos antes de empezar.

Si quieres estar seguro de cuánto tiempo dispones mándale un mail al organizador de la charla o habla con él cuando llegues el día de la presentación.

 

5- “Antes de empezar, por favor, apagad los móviles.”

Si la gente no los apaga en el avión ¿Crees que los van a apagar en tu conferencia? Es una frase inútil con un grado de represión que a algunos no les gustará.

En mis primeras clases, cuando alguien sacaba un móvil le avisaba de que lo guardase. Era un comportamiento heredado: mis profesores no me dejaban usar el teléfono en clase y yo no les dejaba a mis alumnos.

Ahora, cuándo me pasa algo así me pregunto: ¿Qué estoy contando para que sea más interesante usar el teléfono que escucharme? Eso me ayuda a ser crítico y mejorar mi presentación.

Si lo que de verdad te importa es que no suene un teléfono a mitad de presentación puedes usar una técnica que le oí usar a un compañero.
 

“No apaguéis los teléfonos móviles. Me encanta ver la diversidad de tonos que tenemos hoy en día. Eso sí, pensad que si están muy altos pueden molestar a vuestros compañeros.”

Humor + elegancia = Buenos resultados.
 

6- “Os voy a contar una historia”

Sí, contar historias en tu discurso está bien. Genial. Pero no hace falta que les avises. Cuenta la historia sin más.

Fíjate en las películas o en los libros. Nunca te avisan de que van a contar una historia. La cuentan directamente.

Si la historia guarda relación con lo que has dicho anteriormente, no necesitarás esa pequeña transición que no aporta nada.
 

7- “Perdonadme pero hoy no me encuentro bien.”

A estas alturas del cuento te habrás dado cuenta de que las excusas no sirven. Esta es primo hermana de la número 2. Puede ser cierta. Hay mil razones que te impedirán estar al 100% durante tu presentación: una mala noche, una gripe, horas de espera por un vuelo retrasado… Sea cual sea la tuya no le suele importar demasiado a la audiencia.

Piensa en ellos como personas que han ido a ver un estreno al cine. Da igual si han cortado la corriente, si el proyector se estropea o si esa tarde llueve mucho. Ellos han pagado su entrada y quieren disfrutar del producto.

 

 

Las tres siguientes son frases que, aunque pueden salir de tu boca en cualquier momento, es más fácil que lo hagan en el turno de ruegos y preguntas.

Si acostumbras a permitir estas ventanas de participación en tus charlas, estos consejos te pueden ser útiles.

 

8- “Lo he explicado antes. Si estuvieses más atento…”

Si no te ha sucedido aún, te sucederá. Un día alguien preguntará algo que ya has cubierto durante tu presentación. Puede que esa persona no estuviese lo suficientemente atenta o puede que tú no hayas sido lo suficientemente claro. En cualquier caso, responder con esa frase puede percibirse como agresivo e intimidar a esa persona y al resto del público para siguientes preguntas.

Si te sucede, puedes responder de forma más educada teniendo en mente que existe una alta probabilidad de que no lo hayas explicado suficientemente bien:

“He hablado sobre esto antes pero veo que no he sabido aclararlo. Estaré encantado de intentarlo de nuevo y así resolvemos esa duda que seguro que comparte más gente.”

Le haces sentir comprendido y apoyado. Además es verdad. Por cada pregunta que haga alguien de la audiencia hay otras tres personas que comparten la misma duda pero no la verbalizan.
 

9- “Esa pregunta no tiene sentido/está fuera de lugar.”

Cuando alguien te pregunte algo demasiado personal, que no guarde relación con el tema de tu presentación o cuando use una forma agresiva de comunicarse, nunca debes perder los nervios.

Una de las mejores maneras de mostrar control es ser educado.

Si te encuentras con una pregunta agresiva o fuera de lugar no digas que esa pregunta no tiene sentido, contesta: “Creo que esta pregunta no es de interés general pero estaré encantado de responderte en privado una vez haya acabado la presentación.”

 

10- “Yo no he dicho eso.”

Resorte automático que tu mente activa cuando alguien pone en tu boca palabras que nunca salieron de ahí. Mientras se quede en tu mente no hay problema. Si tus cuerdas vocales deciden participar, malo.

Es otra de las respuestas que pueden parecer agresivas, no sólo para las personas que preguntan sino para el resto de asistentes. Además, nunca debes desestimar la posibilidad de que la persona tenga razón y sí que hayas dicho eso.

Si no estás de acuerdo con lo que dice, usa otra fórmula para evidenciarlo: “No era mi intención dar pie a esa interpretación, me he expresado mal. Lo que quería decir…”
 
 

Como ves, las excusas, las frases que generan incomodidad en el público o las que realmente no aportan nada a tu discurso son frases a evitar.

No es fácil librarte de ellas pero la audiencia lo agradecerá.

¿Hay alguna frase que crees que se debería evitar? Cuéntanoslo. ¡Compartir es ayudar!

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